Tener la despensa ordenada es una de las tareas más importantes a la hora de organizar tu cocina. No solo ahorrarás tiempo en el día a día, sino también dinero.
Una vez que nos hemos mentalizado, vamos a ir paso a paso. A continuación te damos algunos consejos útiles para que te reconcilies con tu despensa:
Preparación:
Antes de empezar, escoge un momento donde no tengas planes para más tarde. Así, evitaremos dejar nuestro proyecto a mitad, lo que significará meterlo todo donde haya espacio horas después.
Saca todo lo que haya en la despensa: armarios, estantes… Antes de ordenar, hay que limpiar, y no solo con un trapo. Mira lo que has sacado y tira lo que esté caducado.
Por otra parte, los productos que sabes que no vas a utilizar, sepáralos. Estos puedes darlos a algún conocido que le guste, vecino o, mejor aún, a un comedor social.
Una vez hemos terminado esta primera parte, hagamos inventario de lo que sí vamos a guardar.
Transparencia:
Uno de los puntos fuertes a la hora de llevar con éxito la organización de la despensa es tener todo al alcance. Si necesitas buscar, no hemos ordenado correctamente. Por ello, es muy útil guardar productos como lentejas o arroz en tarros transparentes.
¿Por qué? Primero, porque sabrás que tienes y cuánto tienes. Evitarás comprar más y, por lo tanto, ahorrarás. Hay botes de todos los tamaños. Te recomendamos que los utilices de cristal, es la opción más sostenible y dura más que cualquiera de algún otro material. Una vez todo guardado, etiqueta los botes.
Si vas a dejar la comida en su envase original, asegúrate de que está bien cerrado. El alimento durará más y evitarás “invitados” indeseados.
Organización:
Ya tenemos todo a la vista. Ahora ordenemos por tema. Para seguir en nuestra línea ahorradora, los productos recién comprados van al fondo. Así, cogeremos primero los que caducan antes, y evitaremos tener que tirarlos por tenerlos olvidados al fondo del estante.
En la parte alta de la despensa organiza los productos que usas poco para que no te estorben. Por el contrario, a la altura de los ojos, pon los productos que utilizas a diario: cereales, azúcar, cacao, café…
Por último, en la parte baja irán los envases que más pesan: leche, resfrescos…
Y un último truco: Utiliza una cesta o un mueble extraíble para las especias. Para utilizarlos es más fácil sacar la cesta que ir uno a uno sin tirar nada. Dejarás de tener orégano disperso por la balda.
Fácil, ¿Verdad? Una vez ordenada de esta manera, mantenerla será ¡coser y cantar!
